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www.recre.org - Carolina Marín se proclamó campeona de Europa por sexta vez consecutiva

22/5/2022

Carolina Marín se proclamó campeona de Europa por sexta vez consecutiva
Venció a la escocesa Kirsty Gilmour (21-10 y 21-12) por tercera vez en una final europea y se cuelga el oro once meses después de su grave lesión de rodilla 
 

  Noticia publicada hace 2 años

"La vida le debía una", dice Lourdes, prima de Carolina Marín. Ni ella ni el resto de la familia que ha seguido el regreso de "la niña", como ellos la siguen llamando, día a día desde las gradas del Centro Municipal Deportivo de Gallur pudieron contener las lágrimas. "¡Cómo he llorado!", decía Toñi, su madre. Y por segundo día consecutivo, Carolina tampoco pudo reprimirlas. Este sábado la vida ha saldado su deuda con ella once meses después de aquella grave lesión de la rodilla izquierda que la privó de los Juegos Olímpicos de Tokio y de su Mundial en Huelva. La onubense se coronó reina de Europa por sexta vez tras ganar a la escocesa Kirsty Gilmour (21-10 y 21-12) como ya había hecho en las finales de 2016 y 2017. 
 
'Puedo porque pienso que puedo' , el famoso lema de Carolina desde hace años, cobró más sentido que nunca. Esa fortaleza mental con la que derribó el imperio asiático del bádminton cuando parecía imposible, y tan determinante en las pistas durante toda su carrera, lo ha sido también en su regreso a ellas. Carolina se cae y se levanta. Se cae otra vez y vuelve a levantarse de nuevo y más fuerte. La palabra superación en el diccionario debería ir acompañada de su foto. 
 
"Para mí el oro era volver a competir", dijo emocionada a pie de pista tras fundirse en un prolongado abrazo con Fernando Rivas, su entrenador desde hace más de 14 años, el que siempre está ahí, en las buenas y en las malas. Por eso le dijo al oído: 'Gracias'. "He vuelto. Todavía queda Carolina para rato y os vais a cansar de mí", añadió después ante la prensa riendo y tras bajar del podio. Allí pensaba en París 2024, como después confesó. "Intenté controlarme y no llorar, pero no podía. Se me vinieron a la cabeza las imágenes del oro que gané en los Juegos de Río y me puse a pensar en París 2024, quiero estar en ese podio y volver a escuchar el himno", dijo con ambición. No la ha perdido nunca. 
 
Hay Carolina para rato 
 
Carolina Marín, seis veces campeona de Europa de bádminton 
No podía haber sido su vuelta ni en mejor lugar -recibiendo el cariño de una grada repleta y entregada desde el primer día del campeonato- ni en mejor momento. Su nivel está a años luz del de sus rivales en el viejo continente, como ha quedado demostrado esta semana en Madrid. Europa hace años que se le quedó pequeña. Sólo la danesa Line Hojmark Kjaersfeldt puso a prueba realmente a la española. Su liga es otra, el circuito mundial donde están las asiáticas, a las que volverá a enfrentarse en junio, antes del Mundial. 
 
El oro europeo se lo ha colgado hoy, pero se lo ganó cada uno de los 337 días de estos once meses en los que no tiró la toalla, en los que demostró que es una "superdotada de la resiliencia", en los que se puso París 2024 como objetivo para seguir construyendo una carrera de leyenda. En los que trabajó sin descanso con Guillermo Sánchez, su preparador físico, para recuperar su rodilla. En los que se apoyó en la psicóloga María Martínez y en su "pila emocional" para salir del pozo inicial y en los que construyó una "nueva caja de herramientas" llena de recursos junto a Fernando Rivas, que en estos meses la ha convertido en una jugadora aún más completa. Sólo su equipo y su familia saben realmente el calvario que ha tenido que pasar. 
 
Por eso la celebración posterior con ellos fue la guinda del pastel. Primero con su equipo en los pasillos de Gallur bailando abrazados en círculo. "Campeones, campeones, oe, oe, oe". Y con los saltos se soltó la medalla de la cinta y se fue al suelo. Después con su familia bailó sevillanas también dentro del Polideportivo. Pero la fiesta de verdad la reservan para esta noche en la cena que tienen preparada. 
 
Cuando Marín, con su inseparable medalla de la Virgen del Rocío al cuello y sus uñas pintadas de rojo y un corazón amarillo, saltó a la pista, el pabellón fue un clamor y a ella se le volvió a "poner la carne de gallina". Las entradas para la final llevaban agotadas dos semanas. La gente confiaba en que llegaría pese a no haber jugado ni un partido desde hace casi un año, concretamente desde el 2 de mayo de 2021. Y no se equivocaban. 
 
Salió dispuesta a disfrutar, esa palabra que repitió una y otra vez antes de que empezase el Europeo. Porque después de tantos años en la élite esta segunda lesión le ha enseñado que también hay que disfrutar del camino, no sólo de las medallas. Y que no pasa nada por mostrar que es humana y vulnerable, como todos. 
 
Kirsty Gilmour, a la que se había enfrentado hasta hoy nueve veces y la había ganado siete, tiene muy estudiada a la española, pero de poco le sirvió. La igualdad inicial en el marcador duró poco. Carolina salió más explosiva y Gilmour, imprecisa, y ya se sabe que ante la española o juegas un partido perfecto desde el principio o tienes pocas opciones. El duelo en la red se lo llevó Carolina, también cuando se jugaba más profundo. Un parcial de 5-0 a favor de Marín cuando iban 4-4 sirvió para empezar a poner tierra de por medio en el marcador. La desesperación empezaba a notarse en el rostro de Gilmour. Carolina había metido la directa hacia el título. 21-10 y a seguir disfrutando. 
 
En el segundo set, a Carolina se la seguía viendo muy cómoda en la pista, disfrutando de un partido con el que llevaba meses soñando. Pese a que "aún no está al cien por cien físicamente, sino al 70", como luego reconoció Rivas, supo contener el ataque de Gilmour, hacerla sentir insegura y contraatacarla. Le ganó en todos los resgistros, tanto en defensa como en ataque. "Ha sido una masterclass de Caro", añadió el técnico. Y la masterclass acabó 21-12 en el segundo set y con la corona. La sexta consecutiva. De las lágrimas de la lesión a las de felicidad.


Fuente: Marca

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